Pesadilla en la Infancia, ¿es bueno despertar a alguien de una pesadilla?

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

Este tema es confuso. Alrededor del mito que quizás todos habéis oído de que despertar a la persona en medio de una pesadilla, terror nocturno o sonambulismo puede ser peligroso, hay expertos que opinan que hacerlo no resulta útil.

Despertar a alguien de una pesadilla no aporta beneficios ni tampoco perjudica. Estos estudios han encontrado que realmente no existe diferencia alguna entre despertar a un niño en medio del episodio para reducir estos episodios.

En este sentido, queremos transmitirte tranquilidad en el caso de que sí los despiertes, cosa que sería normal ya que a nadie nos gusta ver a personas cercanas sufrir (ya sea durmiendo o no). En este caso, despertar a estas personas de la cama en medio de estos sueños les estáis aliviando esta situación de estrés, pero se ha visto que no se relaciona con tener posteriormente menos pesadillas.

En cambio, sí que hay otro aspecto importante relacionado con las pesadillas. No tiene que ver con qué haces mientras tiene la pesadilla, sino qué se hace después de que alguien tenga una pesadilla. ¡Vamos allá!

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El consuelo tras la pesadilla

En otras líneas de investigación, se ha visto que la conducta de consolar a estas personas tras la pesadilla puede protegerles frente al desarrollo de pesadillas crónicas. Este elemento es importante, porque esto como padres que lo podéis controlar y es el consolar, animar y tranquilizar a este niño que ha pasado una mala noche.

Es importante llevar a cabo un tratamiento efectivo para reducir las pesadillas puesto que si se cronifica tendremos consecuencias como:

  • Despertares nocturnos durante la noche que se producen para evitar el dormir
  • Mayor somnolencia diurna
  • Problemas de concentración
  • Factor de riesgo para la aparición de depresión infantil
  • Ansiedad
  • Irritabilidad

Prevalencia de las pesadillas

En función de la edad

Las pesadillas suelen iniciarse entre los 3 y los 6 años. A diferencia de la edad adulta, la pesadilla es más frecuente en la infancia y su prevalencia aumenta desde esta etapa hasta la adolescencia, y va disminuyendo continuamente con la edad.

Este elemento es importante, por lo que será importante estar atentos y atentas a si nuestro hijo, ya desde bien pequeño, presenta dificultades para conciliar el sueño, se despierta más nervioso de lo normal, verbaliza tener alguna pesadilla…

En función del género

En cuanto a la prevalencia según el género, esta aumenta desde los 10 a los 13 años tanto en los niños como en las niñas, pero sigue aumentando entre los 20 y los 29 años sólo en las mujeres. Por lo tanto, podemos decir que en niños y adolescentes es igual de frecuente, pero en la edad adulta más en mujeres.

De cara a la clínica y al tratamiento, es importante preguntar si se tienen pesadillas tanto en la infancia como en la adolescencia y adultez, puesto que como hemos visto se trata de un problema que puede llegar a ser duradero. Las consecuencias para la salud mental son patentes.

El contenido de las pesadillas difiere según el género, por ello te recomendamos:

Es fundamental que demos la importancia que se merecen a la vivencia de las pesadillas, porque en muchas ocasiones interfieren e impiden el buen funcionamiento de la vida del afectado, y es entonces cuando debemos intervenir. 

Conclusión

Las pesadillas son sueños extremadamente disfóricos (que generan malestar) y se relacionan con vivencias de estrés. Estas pesadillas son más frecuentes durante el sueño REM (a diferencia del sonambulismo que aparece durante la fase de sueño profundo).

Relacionado con el estrés, la mayor experiencia de estrés aparece en el caso del Trastorno por Estrés Postraumático. Este trastorno es uno de los más incapacitantes y tiene una afectación general en la vida de la persona afectada. 

Las personas que sufren de estos sueños suelen estar expuestas a más situaciones de estrés y, por lo tanto, es importante detectar qué situaciones han experimentado o siguen expuestas para informar durante el tratamiento del trastorno.

Parar las pesadillas requiere de una intervención psicológica, con la ayuda de un profesional. Mientras, recordad que como familiares o personas cercanas al afectado o afectada de pesadillas sí que podéis ayudar a mitigarlas o a reducir el riesgo de que aumenten: toca consolarles.

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