La importancia de diferenciar el por qué del para qué

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

En el artículo de hoy trataremos uno de los temas que más ayuda en terapia a reflexionar y a movilizar un cambio. El objetivo de este artículo es que puedas integrar esta nueva manera afrontar situaciones problemáticas y te permita reducir la tendencia a rumiar sobre un tema en el que estás bloqueado o bloqueada y no sabes cómo solucionarlo.

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La focalización en el por qué

Es muy común focalizarte en el por qué te ha pasado algo o en el por qué deberías de tomar una decisión u otra. El problema de focalizarte en el por qué es el siguiente: te estás basando en acciones y motivaciones del pasado que movilizan recursos en una toma de decisiones. Muchas de estas motivaciones obedecen a deseos propios o ajenos y que en muchas ocasiones no están en consonancia con lo que nosotros queremos hacer.

Por ejemplo, imagina que has tenido un problema con un familiar o un amigo y sientes que no es responsabilidad tuya lo que ha pasado pero aún así el dolor que sientes por lo que te ha hecho te sigue frustrando y molestando. Para solucionar esta situación de conflicto la solución que pensamos todos es la de sentarse a hablar con esa persona y explicar los motivos por los que te has enfadado.

Si nos basamos en el por qué tendríamos que juntarnos con esa persona para hablar, muy probablemente no encontraríamos motivos suficientes y nos engancharíamos a la frustración y la sensación de injusticia de lo que nos ha hecho esa persona. ¿Por qué arreglar un problema con una persona cuando ha sido la otra persona la que nos ha hecho daño y sentimos que ella es la responsable de todo este mal?

La focalización en el para qué

Cuando nos preguntamos para qué hacer algo, y nos estamos preguntando acerca de cómo queremos estar nosotros en el futuro, eliminando deseos y frustraciones pasadas, aparece una visión más objetiva de la realidad y un deseo de querer estar mejor de cara a un futuro. Por ejemplo, nadie se motiva preguntándose el por qué estudiar, pero es mucho más fácil estudiar cuando uno se pregunta para qué estudiar.

Siguiendo el ejemplo anterior del enfado, si en lugar de preguntarnos por qué sentarnos a hablar con una persona que nos ha hecho daño nos preguntamos para qué sentarnos a hablar con una persona que nos ha hecho daño, muy probablemente encontraremos un sentido para arreglar ese conflicto, que movilizará más recursos para ponernos en contacto con esa persona y reducir el malestar que sentimos.

Conclusión

Cómo has podido observar con este ejemplo muy claro, poner el foco en el para qué hacer las cosas en lugar del por qué hacerlas nos ayudará a tomar mejores decisiones y focalizarnos en un bienestar futuro, un bienestar del que muy probablemente no tengamos en el momento presente.

Y si quieres hacer una prueba, piensa en una situación de conflicto que tengas ahora, hazte estas dos preguntas y observa con cuál te sientes más cómoda:

¿Por qué tendría que gestionar (este conflicto)?

(respóndete)

¿Para qué tendría que gestionar (este conflicto)?

(respóndete)

 

Ahora, elige!

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Puedes ayudarte de la lectura de Viktor Frankl con el hombre en busca de sentido.

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