La tristeza: descripción, orígenes, expresión y cómo afrontarla

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Orientación Psicológica

Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

Las emociones, como la tristeza, forman una parte fundamental del ser humano. Gracias a ellas el comunicarnos y expresarnos de manera eficaz es posible, a veces de forma consciente y otras inconscientemente.

La tristeza está relacionada con la depresión. Mientras que la tristeza es una emoción más de los seres humanos, la depresión puede llegar a ser un problema de salud grave. Si crees que puedes estar confundiéndolas, quizá te interese saber qué es la depresión.

Volviendo a las emociones, es posible clasificar varios elementos en ellas:»

    • Fisiológicos
    • Fenomenológicos
    • La experimentación de estados de ánimo
    • Motores

La tristeza es la emoción más aversiva y negativa que puede experimentar la persona, un estado de ánimo que resulta generalmente de una mala noticia

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Orígenes de la tristeza

El fracaso es una de las grandes razones por la cual alguien puede sentirse triste, de forma normal las personas llegan a sentirse tristes por sucesos que pueden o no anticipar, incluso pueden llegar a sentirse tristes con solo recrear un escenario que todavía no ha ocurrido. Cuando se trata de emociones, el ser humano es complejo e imprevisible. De igual forma la tristeza puede presentarse sin la necesidad de que el individuo pase por un escenario triste directamente, situaciones alejadas a nuestro ambiente afectan de igual manera como por ejemplo la guerra, la enfermedad o los accidentes.

Dependiendo de qué esté produciendo la tristeza, esta puede desembocar otras emociones en la persona. Por ejemplo, suspender un examen puede generar tristeza, pero a su vez también puede generar angustia y la misma es capaz de manifestar malas decisiones por parte del individuo.

Sin embargo, la tristeza también provoca motivación en la persona, al verse en tal situación, motiva a iniciar cualquier conducta o acción que lo permita salir de esta de la manera más rápida posible, así aliviando las circunstancias productoras de esta aflicción. Por ejemplo, en una discusión de pareja, la persona buscará la forma de aliviar la situación y la tristeza para ambos, encontrando el perdón en su pajera y generando la emoción opuesta a la tristeza: la alegría. En el caso del fracaso, la persona intentará recuperar la confianza para volver a intentar lo que en su momento lo hizo fracasar.

Expresión de la tristeza

La tristeza puede manifestarse de distintas maneras y niveles:

    • A nivel físico: las lágrimas, un retardo psicomotor, rostro abatido o cabeza-baja, falta de apetito, insomnio, problemas cognitivos, problemas sociales, falta de interés, entre otros.
    • Mentalmente: existe una dificultad para mantener la mente en blanco, se llega a tener problemas de concentración, pensamientos intrusivos sobre lo que está pasando.
    • A nivel de conductual: la persona se encuentro desmotivada hasta para realizar tareas cotidianas y hasta para comunicarse, de cierta manera prefiere estar sola en el mayoría de las situaciones.
    • La persona también puede presentar fatiga, malestar, bajo nivel de energía, una percepción de vació a nivel pectoral o intestinal, dolor en el pecho, descenso de autoestima, dolores musculares, nauseas, entre otros.

Cómo afrontar la tristeza

La mejor forma de afrontar la tristeza, es aceptándola. Aceptar la tristeza no es un signo de debilidad, el ser humano debe permitirse sentirse de esa forma, sin importar lo que imponga la sociedad pasada, actual o futura. Una vez aceptada, buscar soluciones a esos malos momentos siempre y cuando se trate de situaciones en las que podemos actuar. Además, aceptarla nos motivará para no entrar en ese estado de ánimo. 

Un aspecto beneficioso de la tristeza es que nos puede servir como indicativo para evitar sufrir de un posible fracaso. Por ejemplo, si el estudiante sabe que tiene un examen el día jueves, para evitar un fracaso académico que seguramente traiga consigo una decepción y por lo tanto, la emoción de la tristeza, el sujeto estará motivado para prepararse y practicar.

Las emociones son necesarias, y la tristeza no se queda atrás. Son señales informativas que conducen nuestra conducta en el contexto en que vivimos. Ayudan al ser humano a tomar decisiones y a adaptarnos. Aceptar la realidad, con sucesos negativos y positivos.

La tristeza nos da la oportunidad de superar pérdidas, decepciones o fracasos. La tristeza y el tiempo ayudan a cicatrizar situaciones dolorosas y a distanciarlas, alejándonos del dolor. También nos ayuda socialmente, nos permite mostrar empatía con los contextos y la tristeza de otras personas.

Esta emoción aunque es dolorosa, nos resulta útil. Esto es debido a que es el arranque del proceso de aceptación de una realidad a la que debemos acostumbrarnos. Una vez nos sentimos tristes, nos aislamos para iniciar el proceso de adaptación o aceptación. Cuando esto suceda, comenzaremos a imaginarnos escenarios hipotéticos que nos ayudarán a encajar el fracaso obtenido en nuestra vida, manteniéndola de la mejor forma posible.

Expresar las emociones que estamos sintiendo puede ser de gran ayuda para mantenernos estables y nos ayuda a superarlas de manera efectiva. La tristeza no es una excepción. Una de las formas más rápidas para superar un momento triste, es desahogarnos. Busca a alguien que te sepa escuchar y te comprenda.

Incluso, llegarán momentos en los que no sepamos por qué estamos tristes exactamente. Puede suceder perfectamente sin importar tu condición o el momento que estés atravesando, una vez aceptes ambos lados de la moneda, tendrás una vida más cómoda y, por qué no decirlo, también más realista.

 

Bibliografía

Muñoz-García, J.J. et al. (2018). Psicología Básica. Manual CEDE de preparación PIR. Madrid: CEDE

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