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Dismorfia corporal: cuando la imagen se convierte en obsesión

Dismorfia corporal: cuando la imagen se convierte en obsesión

Síntomas, causas y tratamiento de la dismorfia corporal.

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

La dismorfia corporal es un trastorno psicológico que se caracteriza por una preocupación excesiva y obsesiva por algún defecto percibido en el aspecto físico de una persona.

Quienes padecen este trastorno tienen una imagen distorsionada de sí mismos y se sienten extremadamente angustiados y avergonzados por su apariencia.

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Síntomas y características de la dismorfia corporal

Las personas con dismorfia corporal suelen obsesionarse con un defecto o imperfección percibida en su apariencia, que puede ser real o imaginario.

Estas preocupaciones pueden centrarse en cualquier parte del cuerpo, como la piel, el cabello, la nariz o cualquier otra característica física. Los síntomas más comunes incluyen:

  • Pasar largas horas frente al espejo, examinando y comparando su apariencia.
  • Evitar situaciones sociales o lugares donde sientan que su defecto es evidente.
  • Sentimientos de vergüenza, ansiedad y depresión relacionados con su apariencia.
  • Baja autoestima y autoconfianza.
  • Comportamientos compulsivos, como rascarse o maquillarse obsesivamente para ocultar el defecto percibido.

Causas y factores de riesgo de la dismorfia corporal

La dismorfia corporal puede tener múltiples causas y factores de riesgo. Algunos de ellos incluyen:

  • Experiencias traumáticas en la infancia, como el acoso escolar o el abuso físico o emocional.
  • Presiones sociales y culturales para cumplir con los estándares de belleza establecidos.
  • Factores genéticos y neuroquímicos que pueden influir en la percepción de la imagen corporal.
  • Trastornos de ansiedad y depresión que pueden estar presentes de forma concurrente.

Diferencias entre la dismorfia corporal y la insatisfacción corporal común

Es importante diferenciar la dismorfia corporal de la insatisfacción corporal común. Mientras que la insatisfacción corporal es algo normal y puede fluctuar a lo largo del tiempo, la dismorfia corporal implica una obsesión constante y angustiante que afecta significativamente la vida diaria de la persona.

La dismorfia corporal también se caracteriza por una distorsión de la percepción de la imagen corporal, lo que lleva a una preocupación desmedida por defectos que pueden ser mínimos o inexistentes.

Impacto psicológico y emocional de la dismorfia corporal

La dismorfia corporal puede tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de quienes la padecen. La constante preocupación por la apariencia puede llevar a la evitación de situaciones sociales, el aislamiento y la disminución de la autoestima. Además, puede generar altos niveles de ansiedad, depresión y pensamientos suicidas. El impacto psicológico de la dismorfia corporal puede ser devastador, afectando todas las áreas de la vida de la persona, desde las relaciones interpersonales hasta el rendimiento académico o laboral.

Tratamientos y terapias disponibles para la dismorfia corporal

Afortunadamente, existen tratamientos y terapias eficaces para la dismorfia corporal. La terapia cognitivo-conductual es uno de los enfoques más utilizados, ya que ayuda a las personas a identificar y cambiar los pensamientos distorsionados sobre su apariencia.

Además, se pueden utilizar técnicas de exposición y prevención de respuesta para reducir la evitación de situaciones sociales. La terapia de pareja también puede ser beneficiosa, ya que puede ayudar a mejorar la comunicación y el apoyo emocional en la relación.

Consejos para manejar la dismorfia corporal en el día a día

Para manejar la dismorfia corporal en el día a día, es importante implementar algunas estrategias. Algunos consejos útiles incluyen:

  • Evitar pasar largas horas frente al espejo.
  • No compararse con los estándares de belleza de los medios de comunicación.
  • Enfocarse en las cualidades y habilidades personales más allá de la apariencia física.
  • Buscar apoyo en familiares, amigos o grupos de apoyo.
  • Practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, para reducir la ansiedad.

Cómo apoyar a alguien que sufre de dismorfia corporal

Si conoces a alguien que sufre de dismorfia corporal, es importante brindarle un apoyo adecuado. Algunas formas de hacerlo incluyen:

  • Escuchar sin juzgar y mostrar empatía.
  • Evitar hacer comentarios negativos sobre su apariencia.
  • Animar a la persona a buscar ayuda profesional.
  • Ofrecerse a acompañar a la persona a las sesiones de terapia.
  • Recordarle a la persona sus cualidades y habilidades más allá de la apariencia física.

En resumen, la dismorfia corporal es un trastorno psicológico que puede tener un impacto significativo en la vida de las personas que lo padecen. Sin embargo, existen tratamientos y terapias efectivas disponibles para superar este trastorno. Es importante buscar apoyo y comprender que la belleza va más allá de la apariencia física.

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Agorafobia: enfrentando el miedo al mundo exterior

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Sintomas, causas y tratamiento de la agorafobia.

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por el miedo intenso y persistente a estar en lugares o situaciones donde escapar o recibir ayuda podría resultar difícil o embarazoso.

Las personas con agorafobia suelen evitar lugares públicos abiertos, como calles concurridas, plazas o centros comerciales, y pueden experimentar una gran ansiedad solo al pensar en salir de su hogar. Esta condición puede limitar significativamente la vida de quienes la padecen, ya que se sienten atrapados en un círculo de miedo y evitación.

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Síntomas de la agorafobia

Los síntomas de la agorafobia pueden variar de una persona a otra, pero generalmente incluyen una combinación de síntomas físicos, emocionales y cognitivos.

Físicamente, las personas con agorafobia pueden experimentar palpitaciones, sudoración, dificultad para respirar, mareos o incluso ataques de pánico cuando se encuentran en situaciones temidas.

Emocionalmente, pueden sentir miedo intenso, ansiedad, inseguridad o vergüenza.

A nivel cognitivo, pueden tener pensamientos negativos o catastróficos sobre las consecuencias de salir de su zona de confort, lo que refuerza su evitación.

Causas de la agorafobia

La agorafobia puede tener múltiples causas, y a menudo es el resultado de una combinación de factores.

Traumas pasados, como experiencias traumáticas en lugares públicos o situaciones de pánico, pueden desencadenar el desarrollo de la agorafobia.

Además, se ha observado que existe una predisposición genética a esta condición, lo que significa que las personas con antecedentes familiares de agorafobia tienen un mayor riesgo de desarrollarla. También se ha sugerido que desequilibrios químicos en el cerebro, como la serotonina, pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la agorafobia.

Tratamiento de la agorafobia

Afortunadamente, la agorafobia es tratable y existen diversas opciones de tratamiento disponibles. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las intervenciones más efectivas para la agorafobia.

Esta terapia se centra en identificar y modificar los pensamientos negativos y distorsionados asociados con el miedo y la evitación. Además, la TCC incluye técnicas de exposición gradual, donde la persona se expone de manera controlada y gradual a las situaciones temidas, lo que ayuda a reducir la ansiedad y a desafiar las creencias irracionales.

En algunos casos, se puede considerar el uso de medicación para controlar los síntomas de la agorafobia. Los antidepresivos y los ansiolíticos pueden ser recetados por un médico para ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la medicación no es una solución única y debe combinarse con terapia psicológica.

Además de la terapia y la medicación, existen técnicas de relajación que pueden ser útiles para las personas con agorafobia. La práctica de la respiración profunda, la relajación muscular progresiva y la meditación pueden ayudar a reducir la ansiedad y promover la sensación de calma.

Consejos para manejar la agorafobia

Para aquellos que luchan contra la agorafobia, es importante tener en cuenta algunas estrategias prácticas para manejar esta condición. Establecer metas realistas y alcanzables puede ayudar a aumentar la confianza y motivación para enfrentar gradualmente las situaciones temidas. Además, buscar apoyo social, ya sea a través de grupos de apoyo o con seres queridos, puede brindar un sentido de acompañamiento y comprensión.

Practicar técnicas de respiración y relajación puede ser útil para reducir la ansiedad en momentos de crisis. La respiración profunda y lenta puede ayudar a calmar el sistema nervioso y disminuir la sensación de pánico. Asimismo, aprender a desafiar los pensamientos negativos y distorsionados puede ser un paso importante para superar la agorafobia.

Diferencia entre agorafobia y otros trastornos de ansiedad

Es común confundir la agorafobia con otros trastornos de ansiedad, como el trastorno de pánico o la fobia social. Sin embargo, es importante destacar las diferencias entre ellos.

Mientras que el trastorno de pánico se caracteriza por la aparición repentina de ataques de pánico recurrentes, la agorafobia se centra en el miedo a estar en situaciones donde escapar o recibir ayuda podría ser difícil.

Por otro lado, la fobia social se refiere al miedo intenso y persistente a ser juzgado o humillado en situaciones sociales.

Es fundamental que las personas con agorafobia sepan que no están solas y que hay recursos disponibles para ayudarles en su camino hacia la recuperación. Existen numerosas organizaciones y sitios web especializados en agorafobia que brindan información, apoyo y recursos útiles. Además, los grupos de apoyo pueden ser una excelente manera de conectarse con otras personas que están pasando por experiencias similares y compartir estrategias y consejos.

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Insomnio por ansiedad ¿Qué hacer?

Insomnio por ansiedad ¿Qué hacer?

Signos y síntomas del insomnio por ansiedad y pautas para contrarrestarlo.

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

El insomnio se presenta por múltiples causas, siendo una de ellas la dificultad de la regulación de las emociones. Al respecto, diferentes estudios realizados por psiquiatras y psicólogos han demostrado que los trastornos de ansiedad son causa de la incapacidad para conciliar el sueño.

Si estás padeciendo de estos problemas, en este artículo encontrarás información relacionada con insomnio por ansiedad y qué hacer en estos casos.

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¿Qué relación hay entre insomnio y ansiedad?

Generalmente, las personas que tienen dificultad al dormir cumplen con factores predisponentes, especialmente problemas a nivel mental o emocional.

Según los resultados obtenidos en diversos estudios, la correlación directa entre la ansiedad y el insomnio se debe a que los trastornos que afectan la regulación emocional hacen que las personas tengan una activación física, haciendo que aparezcan los denominados pensamientos intrusivos, es decir, aquellos que se presentan de manera involuntaria. Esto lleva a que los individuos sobre piensen las cosas, se preocupen y obviamente no puedan dormir.

En resumen, se puede decir que ambas son problemáticas que se nutren una de la otra, pues la ansiedad causa problemas que no son compatibles con el sueño y el no dormir bien hace que las personas se preocupen y se afecte más su problemática emocional.

Signos y síntomas de insomnio por ansiedad

Los signos y síntomas que se presentan en trastornos de ansiedad son muy variables, ahora bien, si estos aparecen exclusivamente por la noche cuando se va a dormir, es muy posible que la ansiedad se asocie directamente a estos momentos.

La ansiedad generalmente se da en momentos específicos, es decir, va a aparecer cuando la persona se exponga a estos, entonces, cuando el individuo se dispone a dormir ya su mente está acostumbrada a activarse en este momento, evitando la relajación y disminuyendo el sueño.

Aun así, los síntomas y signos más comunes no respetan horarios, quiere decir esto que pueden aparecer tanto en el día como en la noche siempre y cuando la persona se exponga. Estos se dividen en físicos, cognitivos y emocionales.

Físicos

  • Aumento de la frecuencia cardíaca.
  • Sensación de disminución o falta de aire.
  • Sensación de presión o dolor a nivel abdominal o torácico.
  • Sudoraciones excesivas.
  • Sensación de frío o calor.
  • Temblores excesivos.
  • Fatiga.

Cognitivos

En este punto entran los signos y síntomas a nivel de los pensamientos, es decir:

  • Aparición de preocupaciones que generalmente las personas no pueden controlar.
  • Pensamientos involuntarios.
  • Dificultad e incapacidad de concentración o pensamientos claros.
  • Confusión.

Emocionales

Estos son síntomas que los familiares y la misma persona notan con facilidad, pues son cambios irregulares y anormales que se presenta de forma repentina:

  • Ánimo decaído.
  • Muchas ganas de llorar o bien períodos de llanto.
  • Mal humor.
  • Baja tolerancia.
  • Frustración.

Pautas a seguir para contrarrestar la ansiedad y el insomnio

Hay algunos consejos que pueden ayudar a la persona que sufren de insomnio por ansiedad, a disminuir los síntomas y lograr conciliar el sueño. Entre ellos están los siguientes:

  • Establecer horarios fijos para levantarse y acostarse, de esta manera se puede acostumbrar al cuerpo para ir a dormir en horas específicas.
  • Realizar otras actividades en caso de que no se pueda dormir, es decir, si se tiene media hora acostado intentando dormir y no se concilia el sueño, lo ideal es realizar actividades que no requieren mucho esfuerzo, por ejemplo, leer.
  • Evitar completamente el uso de la cama para otras actividades que no sean dormir.
  • La realización del ejercicio físico es una de las maneras más utilizadas para contrarrestar la ansiedad, pero también tiene beneficios en el sueño, pues generalmente posterior a una jornada de ejercicio el cuerpo se sentirá cansado y este es el momento para dormir.
  • Evitar completamente ingerir bebidas con alta cantidad de cafeína en las tardes o en las noches.
  • Cenar al menos dos o tres horas antes de dormir, pues generalmente tener hambre o estar muy lleno puede afectar el sueño.
  • Evitar el uso de teléfonos móviles u ordenadores horas antes de dormir.

Ayuda psiquiátrica o psicológica

Si ya has probado con estas pautas básicas para contrarrestar el insomnio o la ansiedad y aun así no ves mejora en esta problemática, lo ideal es dirigirte a un médico especializado en psiquiatría para que te ayude de la mejor manera.

Una vez el psiquiatra evalúa correctamente al paciente y tiene toda la información relevante, generalmente le receta una serie de medicamentos específicos para tratar la ansiedad y además se le agregan reguladores del sueño. En la actualidad, estos medicamentos son muy fáciles de conseguir y en farmaciasdirect.com las personas los pueden comprar al mejor precio del mercado sin la necesidad de salir de su casa.

Los pacientes también pueden dirigirse a psicólogos que los orienten y les realicen  psicoterapias que les ayuden a mejorar la ansiedad y el insomnio.

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Cómo gestionar la ansiedad laboral en el entorno de trabajo

Cómo gestionar la ansiedad laboral en el entorno de trabajo

Causas de la ansiedad laboral y posibles soluciones.

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

La ansiedad es un problema actual en el sector laboral, en cualquier tipo de empresas. El 30% de las bajas que los trabajadores piden actualmente, tienen que ver con la ansiedad y el estrés que les produce el trabajo.

Pero, eso podría llegar a gestionarse con una buena actuación por parte de los directores de Recursos Humanos o psicólogos de la empresa. Sigue leyendo si quieres descubrir más acerca de cómo gestionar la ansiedad laboral en el entorno de trabajo.

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Causas principales de ansiedad que sufren los trabajadores

Cada vez son más los trabajadores que necesitan un descanso del trabajo porque este les produce tal carga de estrés que no pueden seguir adelante con sus vidas. Esto es un error que se tiene que corregir desde el principio. El trabajo no debe ser un agobio, sino una manera de sustento para poder vivir.

En el siglo XXI le hemos dado al trabajo una importancia muy superior a la que debería tener. Mientras debería ser algo que nos permitiera ganar dinero y realizarnos como personas, se ha convertido en una obligación que nos aplasta y que, si lo dejamos, puede tener consecuencias desastrosas para nuestro futuro.

Estas son algunas de las causas principales que llevan a los trabajadores a tener ansiedad laboral. Algunas de ellas tienen que ver con el mismo puesto de trabajo y otras con situaciones externas a la empresa, que afectan directamente al trabajador:

  • Tener un salario insuficiente
  • Sufrir mobbing o acoso laboral
  • Tener una responsabilidad laboral demasiado grande
  • Hacer funciones contradictorias que no corresponden con su cargo
  • Falta de motivación
  • La ausencia de incentivos
  • Los conflictos entre empleados o empresarios
  • Cargas excesivas de trabajo
  • La exposición a riesgos físicos constantes
  • Jornadas de trabajo excesivas
  • Ritmo de trabajo acelerado
  • La preocupación por el despido
  • La falta de posibilidades para conciliar la vida laboral con la personal
  • El escaso tiempo que tienen los empleados para realizar ciertas tareas
  • La autoexigencia
  • Los problemas personales
  • Baja autoestima
  • Enfermedades físicas o mentales

Soluciones que puede proporcionar la empresa

La responsabilidad de gestionar la ansiedad es de uno mismo y cuando la empresa te está dando una carga superior a la que puedes controlar, debes saber decir que no y mantenerte en tu sitio. La salud es lo primero y conseguir mantener la estabilidad en el lugar de trabajo es primordial para tener una buena calidad de vida.

Pero, es cierto que muchos de los trabajadores no son capaces de controlar esa ansiedad y aguantan hasta el día que explotan y piden la baja. Eso significa una caída en picado en la productividad de una empresa, por eso las compañías, deben comenzar a trabajar para hacer frente a este problema real.

Los directores de RRHH o los psicólogos de la empresa pueden dar soporte y ayuda a los trabajadores para que estos puedan gestionar su estrés y mantenerse estables. Invertir en una formación online como un MBA en dirección de recursos humanos puede hacer que tus profesionales tengan las herramientas necesarias para ayudar a los trabajadores.

Si los trabajadores se sienten bien en su puesto de trabajo, no solamente evitarás las bajas laborales, sino que conseguirás una mayor productividad por la motivación que tienen y un mejor ambiente laboral. Esta formación de postgrado es ideal para poder gestionar la salud mental, la ansiedad y el estrés de equipos de trabajo o de varios empleados en empresas.

Profesionales de la salud mental en las empresas

Cada vez son más las empresas que deciden contar con psicólogos en su plantilla, para garantizar la salud mental y el bienestar de sus trabajadores. Si eres psicólogo, este apartado es para ti. Quizás no te habías planteado este sector como una posibilidad de desarrollar tu trabajo, pero lo cierto es que es el más demandado actualmente.

Es muy importante, para los psicólogos, contar con estas habilidades de cara al mundo laboral. Ya sea para tener más salidas laborales, como para tener conocimientos en el sector y destacarse respecto a los demás profesionales, aportando algo nuevo y fresco a la empresa.

Un buen centro para realizar estudios es IEP, donde hacen una formación muy completa acerca de la psicología en el sector laboral.

 

Esperamos que este artículo te haya ayudado a saber cómo gestionar la ansiedad laboral en el entorno de trabajo. Echa un vistazo a la página web del MBA Online, para conocer este máster que puede abrirte las puertas laborales a un sector de la psicología que necesita de tu ayuda.

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trastornos neuroticos

Trastornos Neuróticos y Psicosomáticos

Trastornos Neuróticos: Características y diagnóstico diferencial

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

Los trastornos neuróticos se caracterizan por generar sensaciones negativas, como la angustia, por tiempo prolongado, pudiendo ser agravados por males incluyendo la ansiedad o la depresión. Quien lo padece, suele presentar conductas repetitivas sin desconectarse de la realidad de su entorno, siendo un método para deshacerse de sus molestias.

En contraste, los trastornos psicosomáticos surgen a nivel físico en forma de lesiones, las cuales son ocasionadas por problemas psicológicos. Las enfermedades psicosomáticas pueden dañar el cuerpo y producir dolor al paciente, siendo capaces de agravar malestares ya presentes.

Existen diversos tipos de trastornos neuróticos y psicosomáticos, siendo los descritos a continuación algunos de ellos. Si necesitas o conoces a alguien con problemas similares a los mencionados, no dudes en contactar con nosotros y te ofreceremos el apoyo de los mejores psicólogos profesionales según tu caso.

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Trastornos de somatización y somatomorfo indiferenciado

El trastorno de somatización se caracteriza por ocasionar en un individuo el padecimiento de diferentes síntomas inexplicados en múltiples regiones del cuerpo. Los pacientes suelen presentar antecedentes de diversos malestares físicos prevalentes durante años, pudiendo tratarse de una combinación de dolores corporales, síntomas digestivos, sexuales o pseudoneurológicos (como debilidad corporal).

En caso de no acoplarse a los criterios de diagnóstico establecidos para el trastorno de somatización, se tratará de un trastorno somatomorfo indiferenciado. Ambos tienden a ser más frecuentes en mujeres adultas, contando con un alto nivel de comorbilidad (múltiples trastornos) en patologías depresivas y alteración de la personalidad.

Actualmente el Trastorno por Somatización en el DSM 5 se conceptualiza como Trastorno de Síntomas Somáticos.

Los criterios diagnósticos del Trastorno de Síntomas Somáticos (DSM 5) son:

A. Uno o más síntomas somáticos que causan malestar o dan lugar a problemas significativos en la vida diaria.

B. Pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con los síntomas somáticos o asociados a la preocupación por la salud como se pone de manifiesto por una o más de las características siguientes:

1. Pensamientos desproporcionados y persistentes sobre la gravedad de los propios síntomas.
2. Grado persistentemente elevado de ansiedad acerca de la salud o los síntomas.
3. Tiempo y energía excesivos consagrados a estos síntomas o a la preocupación por la salud.

C. Aunque algún síntoma somático puede no estar continuamente presente, el trastorno sintomático es persistente (por lo general más de seis meses).

Especificar si:
Con predominio de dolor (antes trastorno doloroso): este especificador se aplica a individuos cuyos síntomas somáticos implican sobre todo dolor.

Especificar si:
Persistente: Un curso persistente se caracteriza por la presencia de síntomas intensos, alteración importante y duración prolongada (más de seis meses).

Especificar la gravedad actual:
Leve: Sólo se cumple uno de los síntomas especificados en el Criterio B.
Moderado: Se cumplen dos o más de los síntomas especificados en el Criterio B.
Grave: Se cumplen dos o más de los síntomas especificados en el Criterio B y además existen múltiples quejas somáticas (o un síntoma somático muy intenso).

Trastorno por dolor

En el trastorno por dolor los síntomas somáticos son predominantes, donde factores psicológicos son capaces de producir dolor en el individuo en diferentes regiones del cuerpo. No fingen los síntomas al solicitar ayuda profesional o tratamientos, tratándose de una sensación real de molestia a nivel físico.

Está relacionado con trastornos depresivos mayores y menores en un amplio porcentaje de casos, especialmente en las variantes crónicas. Generalmente, se presenta con mayor frecuencia en mujeres adultas, con una alta prevalencia de cefaleas (dolores de cabeza prolongados) y molestias musculoesqueléticas.

Tiende a ser una de las razones por las cuales los trabajadores incurren al absentismo laboral en el 15% de los casos relacionados con molestias físicas. Para tratarlo, los profesionales recurren a terapia física, medicación y estrategias cognitivo-conductuales.

Actualmente el Trastorno por dolor se conceptualiza según el DSM 5 dentro del los Trastornos de Síntomas Somáticos.

Los criterios diagnósticos para el Trastorno por Dolor según DSM IV-TR son:

A. El síntoma principal del cuadro clínico es el dolor localizado en una o más zonas del cuerpo, de suficiente gravedad como para merecer atención médica.
B. El dolor provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
C. Se estima que los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la persistencia del dolor.
D. El síntoma o déficit no es simulado ni producido intencionadamente (a diferencia de lo que ocurre en la simulación y en el trastorno facticio).
E. El dolor no se explica mejor por la presencia de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno de ansiedad o un trastorno psicótico y no cumple los criterios de dispareunia.

Especificar el tipo:
Trastorno por dolor asociado a factores psicológicos: se cree que los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la persistencia del dolor (si hay una enfermedad médica, ésta no desempeña un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la persistencia del dolor). Este tipo de trastorno por dolor no debe diagnosticarse si se cumplen también los criterios para trastorno de somatización.
Trastorno por dolor asociado a factores psicológicos y a enfermedad médica: tanto los factores psicológicos como la enfermedad médica desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la persistencia del dolor.

Especificar (para ambos tipos) si:
Agudo: duración menor a 6 meses.
Crónico: duración igual o superior a 6 meses.

Hipocondría

Es un trastorno en el cual el paciente experimenta miedos o preocupaciones constantes a sufrir una enfermedad, aun cuando ha sido diagnosticada negativamente. El miedo surge como una interpretación equivocada ante síntomas somáticos normales, siendo uno de ellos la taquicardia; suele presentar una evolución crónica y afectar a adultos de entre 20 y 30 años.

Actualmente la Hipocondría se conceptualiza según DSM 5 como el Trastorno de Ansiedad por Enfermedad.

Los criterios diagnósticos para el Trastorno de Ansiedad por Enfermedad según DSM 5 son:

A. Preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave.
B. No existen síntomas somáticos o, si están presentes, son únicamente leves. Si existe otra afección médica o un riesgo elevado de presentar una afección médica (p. ej., antecedentes familiares importantes), la preocupación es claramente excesiva o desproporcionada.
C. Existe un grado elevado de ansiedad acerca de la salud, y el individuo se alarma con facilidad por su estado de salud.
D. El individuo tiene comportamientos excesivos relacionados con la salud (p. ej., comprueba repetidamente en su cuerpo si existen signos de enfermedad) o presenta evitación por mala adaptación (p. ej., evita las visitas al clínico y al hospital).
E. La preocupación por la enfermedad ha estado presente al menos durante seis meses, pero la enfermedad temida específica puede variar en ese período de tiempo.
F. La preocupación relacionada con la enfermedad no se explica mejor por otro trastorno mental, como un trastorno de síntomas somáticos, un trastorno de pánico, un trastorno de ansiedad generalizada, un trastorno dismórfico corporal, un trastorno obsesivo- compulsivo o un trastorno delirante de tipo somático.

Especificar si:
Tipo con solicitud de asistencia: Utilización frecuente de la asistencia médica, que incluye visitas al clínico o pruebas y procedimientos.
Tipo con evitación de asistencia: Raramente se utiliza la asistencia médica.

Posee el siguiente diagnóstico diferencial frente a otros trastornos:

Trastorno de pánico

  • En el pánico los individuos tienden a anticiparse a situaciones catastróficas que afectan la salud, en contraste a una situación diferida.
  • En el pánico los síntomas actúan junto a una sensación de ansiedad; en la hipocondría pueden ser diversos malestares.
  • El pánico promueve en el paciente una conducta de huida o evitación ante situaciones adversas; la hipocondría motiva la búsqueda y comprobación de resultados o estudios médicos.

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

  • Un paciente con TOC experimentará miedo a enfermar; por su parte, un individuo con hipocondría se encontrará convencido de estar enfermo.
  • Las ideas del hipocondríaco no son auténticamente obsesivas.

Esquizofrenia

  • Los delirios ocasionados por la esquizofrenia presentan connotaciones mucho más bizarras en comparación con la hipocondría.

Al tratar con la hipocondría, los expertos suelen utilizar técnicas de modificación cognitiva y exposición con prevención de respuesta.

Trastorno dismórfico corporal (TDC)

Se trata de un trastorno con predominancia de síntomas cognitivos, en donde los pacientes demuestran una gran preocupación por defectos, imaginarios o reales, en su aspecto físico. Quienes la padecen, suelen comprobar constantemente su cuerpo en un espejo o evitan apreciarse en ellos o en superficies reflectantes.

Tiene un impacto notorio en el aspecto social del individuo, el cual evitará actividades en público, afectando en un inicio a jóvenes y adultos de entre 15 y 20 años. El TDC puede originar episodios depresivos en la mayoría de casos, además de trastornos ansiosos, psicóticos y pensamientos suicidas que pueden ser concretados por el 0,3% de los afectados.

Los criterios diagnósticos del Trastorno Dismórfico Corporal (DSM 5) son:

A. Preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico que no son observables o parecen sin importancia a otras personas.
B. En algún momento durante el curso del trastorno, el sujeto ha realizado comportamientos (p. ej., mirarse en el espejo, asearse en exceso, rascarse la piel, querer asegurarse de las cosas) o actos mentales (p. ej., comparar su aspecto con el de otros) repetitivos como respuesta a la preocupación por el aspecto.
C. La preocupación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
D. La preocupación por el aspecto no se explica mejor por la inquietud acerca del tejido adiposo o el peso corporal en un sujeto cuyos síntomas cumplen los criterios diagnósticos de un trastorno alimentario.

Especificar si:
Con dismorfia muscular: Al sujeto le preocupa la idea de que su estructura corporal es demasiado pequeña o poco musculosa.
Este especificador se utiliza incluso si el sujeto está preocupado por otras zonas corporales, lo que sucede con frecuencia.

Especificar si:
Indicar el grado de introspección sobre las creencias del trastorno dismórfico corporal (p. ej., “Estoy feo/a” o “Estoy deforme”).
Con introspección buena o aceptable: El sujeto reconoce que las creencias del trastorno dismórfico corporal son claramente o probablemente no ciertas o que pueden ser ciertas o no.
Con poca introspección: El sujeto piensa que las creencias del trastorno dismórfico corporal son probablemente ciertas.
Con ausencia de introspección/con creencias delirantes: El sujeto está completamente convencido de que las creencias del trastorno dismórfico corporal son ciertas.

Trastorno facticio

Se trata de un trastorno caracterizado por el fingimiento de síntomas físicos o psicológicos por parte de un paciente o la producción de los mismos intencionadamente. Los individuos suelen describir sus antecedentes equivocadamente de forma intencional, siendo consciente de estar produciendo los males descritos.

La motivación del individuo no son incentivos externos, siendo sus acciones completamente deliberadas, pudiendo presentarse componentes compulsivos. Los trastornos facticios de carácter físico se caracterizan por la presentación de síntomas por parte del paciente capaz de proporcionarle estancias hospitalarias (conocido como síndrome de Münchausen).

Los individuos con trastorno facticio suelen poseer los siguientes rasgos:

  • Disposición a someterse a intervenciones médicas, ya sean dolorosas o incómodas.
  • Amplios conocimientos médicos.
  • No reciben visitas durante su estancia en el hospital.
  • No poseen muchos amigos.
  • Abuso en la ingesta de analgésicos.
  • Posee antecedentes de diversas intervenciones quirúrgicas.

Los pacientes, debido a su uso de tácticas manipuladoras, automutilaciones o crisis de identidad, suelen ser diagnosticados con un trastorno límite de personalidad.

Los criterios diagnósticos del Trastorno Facticio (DSM 5) son:

Trastorno facticio aplicado a uno mismo 

A. Falsificación de signos o síntomas físicos o psicológicos, o inducción de lesión o enfermedad, asociada a un engaño identificado.
B. El individuo se presenta a sí mismo frente a los demás como enfermo, incapacitado o lesionado.
C. El comportamiento engañoso es evidente incluso en ausencia de una recompensa externa obvia.
D. El comportamiento no se explica mejor por otro trastorno mental, como el trastorno delirante u otro trastorno psicótico.

Especificar:
Episodio único
Episodios recurrentes (dos o más acontecimientos de falsificación de enfermedad y/o inducción de lesión)

Trastorno facticio aplicado a otro 
(Antes: Trastorno facticio del prójimo).

A. Falsificación de signos o síntomas físicos o psicológicos, o inducción de lesión o enfermedad, en otro, asociada a un engaño identificado.
B. El individuo presenta a otro individuo (víctima) frente a los demás como enfermo, incapacitado o lesionado.
C. El comportamiento engañoso es evidente incluso en ausencia de recompensa externa obvia.
D. El comportamiento no se explica mejor por otro trastorno mental, como el trastorno delirante u otro trastorno psicótico.

Nota: El diagnóstico se aplica al autor, no a la víctima.

Especificar si:
Episodio único
Episodios recurrentes (dos o más acontecimientos de falsificación de enfermedad y/o inducción de lesión)

Simulación

La simulación es la producción (o fingimiento) de síntomas físicos o psíquicos por parte de un paciente de modo intencionado, cuya motivación recae en incentivos externos. Los individuos tienden a aparentar molestias con el objetivo de obtener un beneficio particular, como por ejemplo, evitar una responsabilidad o conseguir un apoyo económico.

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

Sentir ansiedad ocasionalmente es algo normal que les pasa a todas las personas en distintos momentos y circunstancias de la vida. Sin embargo, existen casos de personas con trastornos de ansiedad que, por lo general, suelen presentar miedos y preocupaciones más intensos y persistentes. A continuación, te vamos a contar todo lo que debes saber sobre los trastornos de ansiedad y cómo reconocerlos.

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¿Qué son los trastornos de ansiedad?

Siguiendo lo mencionado con anterioridad, podemos decir que, si bien las manifestaciones de los trastornos de ansiedad pueden variar de acuerdo a cada persona en particular, lo cierto es que suelen presentar episodios repetidos de sentimientos repetidos de miedo y ansiedad intensa, que pueden escalar velozmente a una situación con dificultades de control. 

Habitualmente, las personas que sufren de estos episodios de ansiedad suelen tener problemas para enfrentar las actividades de la vida diaria, debido a que no tienen un control respecto de dichos episodios y no pueden decidir cuándo suceden o cómo suceden. A lo largo del tiempo, estas situaciones pueden llevar a que la persona acabe decidiendo evitar ciertos lugares, ámbitos o situaciones que considera que le despertarán nuevamente ese episodio.

¿Cuáles son los síntomas de los trastornos de ansiedad?

Es muy importante recordar que no es lo mismo una situación de ansiedad que lo que sucede en los casos de trastornos de ansiedad. Por eso, los síntomas de estos trastornos suelen ser los siguientes:

  • Sensación de nerviosismo o agitación
  • Dificultad para respirar o respiración acelerada
  • Sensación de peligro o de catástrofe
  • Aumento en el ritmo cardíaco
  • Sudoración
  • Temblores
  • Problemas para dormir
  • Sensación de cansancio o de debilidad
  • Problemas para concentrarse
  • Problemas para identificar y para controlar las preocupaciones o las emociones
  • Problemas gastrointestinales

¿Qué tipos de trastornos de ansiedad hay?

Ahora que hemos visto cuáles son los síntomas de los trastornos de ansiedad en general, es importante hablar de los tipos que hay de ellos. Los más comunes son:

  • El trastorno de ansiedad generalizada: se caracteriza por una ansiedad y preocupación persistente y excesiva por eventos, actividades o situaciones comunes de la vida cotidiana. Se da una preocupación desproporcionada respecto de las situaciones, difícil de controlar.
  • La agorafobia: siendo un trastorno de ansiedad, la agorafobia genera temor a los lugares o situaciones que pueden generar la sensación de estar atrapado o indefenso.
  • El trastorno de pánico: en este caso, se dan episodios repetidos de sensaciones de ansiedad, miedo o terror intenso que llegan a ataques de pánico en pocos minutos. La persona suele manifestar la sensación de catástrofe inminente, incluyendo síntomas físicos tales como dolor en el pecho, dificultad para respirar, palpitaciones, entre otras cosas.
  • El trastorno de ansiedad por enfermedad: son los trastornos que incluyen síntomas de ansiedad pero que son provocados por un problema de salud física.
  • La fobia social: finalmente, otro trastorno de ansiedad común es la fobia social o el trastorno de ansiedad social, donde se genera un rechazo a situaciones sociales por sentimientos de inseguridad, vergüenza, entre otras posibilidades.

Además de estos, existen otros tipos como son las fobias específicas, el mutismo selectivo, el trastorno de ansiedad por separación que se suele dar en la niñez, entre otras posibilidades.

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sindrome del cuidador

¿Qué es el Burnout o Síndrome del Cuidador?

El Síndrome de Burnout o del Cuidador Quemado es el estado de agotamiento físico, mental y emocional tras cuidar de forma continuada a otra persona

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

El Síndrome de Burnout o del Cuidador Quemado es el estado de agotamiento físico, mental y emocional que sufre una persona por el hecho de acompañar y cuidar de forma continuada a una persona mayor, dependiente o enferma.

En el presente artículo queremos ofrecer información sobre el Síndrome de Burnout en su globalidad, pero antes nos parece oportuno dedicar un espacio a destacar la tarea que realizan las personas cuidadoras que entregan gran parte de su tiempo a velar por el bienestar de quiénes lo necesitan.

Uno de los centros que ha recibido excelentes valoraciones por parte de quién ha contratado sus servicios es Qida y, en especial, mencionar a Mónica González Carrasco, miembro de Qida, los cuales trabajan contemplando 10 importantes aspectos:

  1. Acompañar y cuidar en el domicilio.
  2. Potenciar la higiene personal.
  3. Supervisar las actividades básicas de la vida diaria.
  4. Mantener el hogar en las adecuadas condiciones.
  5. Preparar las comidas según la dieta establecida.
  6. Realizar las compras domésticas.
  7. Seguir el cumplimiento de la medicación.
  8. Favorecer el entrenamiento cognitivo.
  9. Tratar y cuidar las heridas.
  10. Pasear y realizar ejercicio.

El equipo de Qida realiza un seguimiento experto, coordinado y proactivo para ofrecer una solución individualizada y adaptada para cada caso y cada necesidad, apostando por servicios integrales y multidisciplinares.

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Componentes del Burnout

  1. Baja realización personal: valoración profesional negativa que la persona hace de su habilidad en el trabajo y de la relación con las personas que atiende.
  2. Cansancio emocional: sensación de sentirse agotado emocionalmente por el desgaste que provoca la interacción cotidiana con otras personas.
  3. Despersonalización: engloba sentimientos de irritabilidad, actitudes negativas y respuestas frías e impersonales hacia las personas con las que se trabaja, llegándoles a culpabilizar de sus problemas.

Evolución y desarrollo del Burnout

  1. Fase inicial de entusiasmo: la persona considera el trabajo como algo que le resulta muy estimulante.
  2. Fase de estancamiento: empiezan a incumplirse las expectativas de la persona y tiene lugar cierto aislamiento.
  3. Fase de hiperactividad y apatía: se desarrolla un distanciamiento laboral que perjudica a la persona y al resto de profesionales.
  4. Burnout propiamente dicho.

¿Cómo protegerse del Síndrome de Burnout o del Cuidador?

  • Es importante involucrar a otros profesionales en el cuidado de la persona dependiente, tal y como hace el centro Qida, mencionado anteriormente, al priorizar el trabajo en equipo.
  • En la línea de este primer punto, es muy relevante delegar tareas ante la sensación de sobrecarga o agotamiento.
  • Se recomienda que la persona cuidadora exprese sus necesidades y sentimientos y que disponga de un espacio de escucha activa.
  • No descuidar los hábitos saludables ni el tiempo de ocio.

 

Des de Orientación Psicológica considerábamos necesario escribir sobre el Burnout o Síndrome del Cuidador para dar luz y agradecer a los cuidadores y cuidadoras de personas mayores, dependientes o enfermas, reconociendo su trabajo y entrega para facilitar y mejorar la calidad de vida de éstas, siempre de forma respetuosa y vocacional.

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Cómo trabajar la ansiedad y el estrés a través de la terapia psicológica en línea

Cómo trabajar la ansiedad y el estrés a través de la terapia psicológica en línea

La terapia psicológica en línea ha aumentado sus servicios para que todo el mundo tenga el acceso más rápido y eficiente posible.

Orientación Psicológica

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Psicólogos especializados en trastornos del neurodesarrollo.

La ansiedad y el estrés, entre otros problemas de salud mental, han aumentado considerablemente a raíz del inicio de la pandemia por la Covid-19, el aislamiento y el escaso o nulo contacto social y familiar han potenciado reacciones desagradables e indeseadas.

De la misma forma que durante el Estado de Alarma nos apoyamos en el recurso de las video-llamadas para cuidar el contacto interpersonal y, consecuentemente, favorecer nuestro bienestar emocional, actualmente, la terapia psicológica en línea ha crecido y ha aumentado sus servicios para que todo el mundo tenga el acceso más rápido y eficiente posible. Además, estudios demuestran que la psicoterapia en línea es prácticamente igual de eficaz que la presencial.

Centro que ofrece ayuda psicológica en línea

Es evidente que los problemas relacionados con la ansiedad y el estrés afectan a todo el mundo, por lo que, des de Orientación Psicológica, consideramos conveniente ofreceros recursos para poder trabajar dichos problemas donde sea que el lector se encuentre.

Uno de ellos es el Centro Psicológico ubicado en México, CdMx, creado en el año 2020, que ofrece servicios de terapia para adolescentes y adultos en modalidad presencial, en línea y vía telefónica. En concreto, se dedican a empoderar al paciente con nuevas habilidades para afrontar problemas, poniendo el foco en:

  • Incrementar el bienestar emocional.
  • Resolver los conflictos que se hacen más presentes en el momento actual de la persona.
  • Incrementar la autoestima.
  • Adquirir nuevas habilidades de gestión emocional.
  • Conseguir los objetivos de la forma más ajustada posible a las necesidades el paciente.

El tratamiento psicológico que ofrecen está basado en el diálogo, el aprendizaje, las técnicas psicológicas concretas y el cambio de hábitos. Para su realización, se basan en los siguientes pasos:

  1. Elaboración de un diagnóstico clínico.
  2. Redacción de un plan de tratamiento: éste incluye el encuadre que indica el número y la frecuencia de sesiones a realizar; los objetivos en cada sesión y las tareas para casa; y la consideración de metas a corto, medio y largo plazo.

En concreto, además del tratamiento de la ansiedad y el estrés, también están especializados en los siguientes ámbitos:

  • Trastornos depresivos.
  • Problemas de pareja.
  • Depresión postparto.

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La importancia de realizar un tratamiento psicológico

Considerando el marco estigmatizador en el que, desafortunadamente, aún se encuentra la psicología y el expresar que se está acudiendo al psicólogo/a, entendemos que puede acarrear dudas el hecho de plantearse cuándo y cómo acudir al psicólogo, e incluso si es necesario ir.

En ocasiones, en consulta con nuestros pacientes se nos hace presente la necesidad de utilizar la metáfora del «bienestar físico» para trasladarlo a la importancia de cuidar el bienestar emocional. Imaginemos una persona que se hace una herida, entendemos que lo principal será limpiar la herida para evitar infecciones e ir cuidándola hasta que ésta no duela; con la salud mental ocurre exactamente lo mismo, es importante dedicar espacio y tiempo a realizar terapia psicológica en momentos en que nuestra vida nos resulta insatisfactoria, sea por el motivo que sea, para conseguir un mejor autocuidado; esto pasa por mirar la herida y cuidarla.

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¿Qué Teorías explican la Ansiedad?

¿Qué Teorías explican la Ansiedad?

Aproximación a algunas de las Teorías explicativas de la Ansiedad.

Orientación Psicológica

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A lo largo de nuestras publicaciones hemos hecho referencia a la Ansiedad en múltiples ocasiones, por su elevada presencia en la población clínica y general. También, hemos publicado sobre cómo reducir la ansiedad y sobre algunos de los Trastornos de Ansiedad más frecuentes, como es el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).

Así mismo, consideramos importante tener conocimiento sobre cómo gestionar la ansiedad y, a su vez, saber cuándo acudir al psicólogo para recibir el tratamiento más ajustado posible en función de la sintomatología presente. En este sentido, puedes investigar más motivos acerca de cuándo ir al psicólogo en esta web.

En el artículo de hoy nos gustaría dar un espacio a aquellas Teorías explicativas de la Ansiedad, expondremos entonces las más conocidas y útiles para una primera aproximación a la temática.

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Teoría bifactorial de Mowrer

Mowrer, el año 1960, propuso el primer gran modelo explicativo de la Ansiedad, el cual contempla 2 fases a partir de las cuales se origina y se mantiene la ansiedad.

  1. Condicionamiento clásico o pavloviano: Explica que en esta primera fase tiene lugar un establecimiento de la respuesta de miedo ante un estímulo que se considera peligroso, pongamos como estímulo el perro, por ejemplo.
  2. Condicionamiento operante o instrumental: Segunda fase en la que tiene lugar el mantenimiento del miedo a partir del mecanismo de evitación activa. Siguiendo el ejemplo anterior, el miedo al perro se mantendría a partir de evitar el encuentro con éste, lo que consecuentemente reforzaría la idea de que el perro es peligroso, evitando así la posibilidad de tener un encuentro no-peligroso con él.

Teoría de la preparación de Seligman

Seligman, una década más tarde (1970) propuso, en su teoría, la capacidad innata de cada persona para aprender reacciones fóbicas. Consideraba, además, que las fobias contenían cuatro propiedades:

  1. Selectividad: Significa que las fobias no son arbitrarias, sino que están limitados a un rango de estímulos.
  2. Fácil adquisición: Considera que con un solo encuentro se puede generar la fobia, sin necesidad de que este encuentro o estímulo sea traumático.
  3. Resistencia a la extinción: Fobias difíciles de extinguir y de eliminarse.
  4. Irracionalidad: Existencia de desproporción entre el peligro real del estímulo -recordemos el ejemplo del perro- y la respuesta.

Teoría de la incubación de Eysenck

Eysenck, a lo largo de los años 80, planteó el tercer gran modelo de la Ansiedad. Según este, la ansiedad se adquiere y se mantiene de acuerdo con los principios de condicionamiento clásico tipo B, que contempla, entre otros aspectos, que existe menor dependencia del estado motivacional del la persona para la generación de la ansiedad.

Así mismo, plantea lo que denomina punto crítico, es decir, la interacción necesaria para que se incube o mantenga la ansiedad, esta es, la elevada intensidad en la respuesta al estímulo -por ejemplo, salir corriendo de forma acelerada y asustada al ver el perro- y la corta duración del estímulo -ejemplificando, estar expuesto poco tiempo frente al perro-.

 

Éstas son algunas de las teorías que explican la Ansiedad. Dejando de lado su posible complejidad, recomendamos considerar algunas de las ideas clave para comprender que la Ansiedad tiene un origen y, a la vez, unos factores mantenedores.

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ataques de pánico

Trastorno de pánico: síntomas, evaluación y tratamiento

Trastorno de Pánico: síntomas, evaluación y tratamiento

Orientación Psicológica

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El trastorno de pánico se caracteriza por presentar varios ataques de pánico, episodios sumamente desagradables que pueden ser traumáticos para quien lo sufre.

La sensación de tener miedo y no saber por qué se describe en muchos artículos y así lo relatan aquellos que lo padecen. Es por esto que el conocimiento de los episodios del trastorno de pánico continúa en evolución, pues la necesidad de actuar de forma asertiva es cada vez mayor.

Los ataques de pánico en adolescentes, al igual que en la población adulta, pueden darse de forma repentina y sin razón aparente. Si el ataque sucede por primera vez, podría indicar el inicio de un cuadro de trastorno de pánico, una afección mayor que podría acarrear consecuencias más graves, y cuya característica principal son precisamente estos desagradables episodios.

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Trastorno de pánico

El trastorno de pánico en adolescentes es una afección que, si bien afecta a una pequeña porción de esta población (aproximadamente 12 millones a nivel mundial, o el 1% de los adolescentes), es particularmente sofocante para el paciente y delicado de tratar.

Este es un tipo de trastorno de ansiedad que se suele relacionar con la ansiedad de separación, y algunos datos indican que podría tener una tendencia hacia el alza en los próximos años.

En los años 90, investigadores como Kearney o Black encontraron resultados que pueden establecer a la adolescencia media (14-16 años) como la edad promedio para el inicio de los ataques de pánico. Esto sin duda es un dato que debería poner en alerta a cualquiera que conviva con adolescentes, pues las consecuencias de una intervención tardía podrían ser sumamente desagradables.

Trastorno de Pánico DSM 5

El Trastorno de Pánico (DSM 5) se caracteriza por:

AAtaques de pánico imprevistos recurrentes. Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de los síntomas siguientes:
    1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.
    2. Sudoración.
    3. Temblor o sacudidas.
    4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
    5. Sensación de ahogo.
    6. Dolor o molestias en el tórax.
    7. Náuseas o malestar abdominal.
    8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
    9. Escalofríos o sensación de calor.
    10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
    11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
    12. Miedo a perder el control o de “volverse loco”.
    13. Miedo a morir.

B. Al menos a uno de los ataques le ha seguido al mes (o más) uno o los dos hechos siguientes:

    1. Inquietud o preocupación continua acerca de otros ataques de pánico o de sus consecuencias (p. ej., pérdida de control, tener un ataque al corazón, “volverse loco”).
    2. Un cambio significativo de mala adaptación en el comportamiento relacionado con los ataques (p. ej., comportamientos destinados a evitar los ataques de pánico, como evitación del ejercicio o de las situaciones no familiares).

C. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidismo, trastornos cardiopulmonares).
D. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., los ataques de pánico no se producen únicamente en respuesta a situaciones sociales temidas, como en el trastorno de ansiedad social; en repuesta a objetos o situaciones fóbicas concretos, como en la fobia específica; en respuesta a obsesiones, como en el trastorno obsesivo-compulsivo; en respuesta a recuerdos de sucesos traumáticos, como en el trastorno de estrés postraumático; o en respuesta a la separación de figuras de apego, como en el trastorno de ansiedad por separación)

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Prevalencia del Trastorno de Pánico (DSM 5)

Las mujeres se ven el doble de afectadas del Trastorno de Pánico que los hombres. 

Aunque puede aparecer el trastorno en niños, la prevalencia es baja antes de los 14 años de edad; edad en la que va sucediendo un aumento gradual, alcanzando el máximo durante la edad adulta. En personas mayores la prevalencia disminuye.

Características clínicas

El principal elemento que distingue a este trastorno, según el DSM (manual de diagnósticos de salud mental), es la aparición recurrente de ataques de pánico que pueden durar horas o tan sólo unos minutos.

Desde luego, un ataque de pánico puede suceder de forma aislada en una persona que no sufra de este trastorno, por lo que la frecuencia es un factor importante, más que la simple ocurrencia del episodio.

Por lo general, dichos ataques alcanzan su punto álgido durante los primeros 10 minutos, empezando a disminuir de forma paulatina después de este periodo de tiempo.

Otra característica peculiar es que los ataques de pánico en niños son sumamente poco comunes, aunque se desconoce la razón, pero autores como Caballo intuyen que una de las principales causas es que los niños suelen ir al pediatra al mostrar síntomas, dado que estos especialistas pueden tomar los síntomas como somáticos.

Trastorno de pánico: síntomas

Si sufres un ataque de pánico, es probable que experimentes algunos de estos síntomas (incluso, puedes experimentarlos todos):

    • Sensación de que el corazón late muy fuertemente o muy rápido (palpitaciones, taquicardia)
    • Sudoración excesiva
    • Movimientos involuntarios (temblores)
    • Sensación de ahogarse o quedarse sin aliento
    • Sentir que tiene algo obstruyendo su garganta, muchos lo llaman “nudo en la garganta”
    • Opresión o incomodidad en el pecho
    • Ganas de vomitar, incomodidad abdominal
    • Pérdida del equilibrio
    • Síncope
    • Sentir que se está separado del cuerpo (despersonalización)
    • sensación de irrealidad
    • Ansiedad ante la muerte o ante la posibilidad de perder el control
    • Entumecimiento, hormigueo en las extremidades (parestesia)
    • Percepción de que hace mucho frío o mucho calor, cuando no es así

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Evaluación de los trastornos de pánico

Los investigadores Kearney, Albano, Eisen, Allan y Barlow describieron características peculiares del desarrollo del TP en los infantes y adolescentes, señalando que los adolescentes con trastorno de pánico tienen más probabilidad de desarrollar depresión que aquellos cuyo diagnóstico es un trastorno de ansiedad sin pánico.

De esta forma, se vuelve sumamente importante prestar atención a comportamientos o deseos suicidas, manifestaciones preocupantes, percepciones surreales o deterioro del autoestima, ya que son elementos que contribuyen a esta comorbilidad.

Así mismo, la literatura sobre pánico con agorafobia es muy consistente, llegando a ser tomadas como una sola en muchas ocasiones.

Esto, si bien puede ser cuestionable en la actualidad por meros tecnicismos, es una señal clara de que el cuidado al paciente adolescente con este diagnóstico debe ser particularmente exhaustivo cuando se exponga a espacios abiertos, sobre todo durante los primeros meses de evaluación.

Teniendo estas consideraciones, el método de evaluación podría ser uno de los siguientes:

    • Entrevistas (estructuradas, no estructuradas)
    • Escalas e índices
    • Pruebas diagnósticas
    • Observación en el entorno del paciente

Trastorno de pánico: tratamiento

Las estrategias diseñadas para este trastorno se enfocan en ayudarlo a retomar su calidad de vida, a través de un proceso lento que en muchas ocasiones no “cura”, sino que controla el trastorno.

Las terapias conductuales y familiares son la opción más acertada para mitigar los síntomas de esta afección y, si no existen contraindicaciones, es ideal aplicarla junto con medicamentos.

El principal fármaco utilizado para tratar un trastorno de pánico es el clonazepam, con una posología de 1 a 2 mg al día. Esto ha demostrado ser eficaz de acuerdo con estudios de expertos como Barlow y Cerney.

Otro fármaco frecuente en estos casos es la imipramina, con posología de entre 75 y 150 mg al día. Sin embargo, esto no es recomendable en el 100% de los casos, ya que puede ser peligroso si se administra a pacientes con problemas cardíacos o antecedentes de impulsividad.

 

Bibliografía

Caballo, V.E. (2012). Manual de psicología clínica infantil y adolescente, trastornos generales (vol 1.). Editorial: Pirámide.

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